En el post anterior te explicaba cómo despersonalizar tu casa para hacer que pudiera resultar atractiva al máximo número posible de compradores.
En esta ocasión te voy a contar las cosas que pueden restar valor económico a tu casa, bien porque tengas que salir a un precio más bajo de lo que te gustaría bien porque las ofertas que recibas sean por debajo del precio de venta que has marcado, y te voy a proponer un ejercicio práctico para que puedas hacer esa valoración con tu propia experiencia.
Cómo ponerte en modo comprador cuando quieras vender tu casa
Si tienes tu casa a la venta es que un día fuiste un comprador de casa: ya has pasado por eso.
Ahora tu mente está en modo “vendedor” pero te sugiero que hagas el ejercicio de volver atrás en el tiempo: recuerda cuando eras “el comprador” y las cosas que llegaste a ver.
Mejor aún, antes de publicar tu casa en los portales o de contratar a un agente inmobiliario, ve tú mismo a ver algunas casas que te puedan interesar. Con un par, puede ser suficiente. No hace falta que la compres, sólo ve y visítala. Y fíjate a qué prestas atención.
¿Qué te transmite una vivienda cuando la visitas como si fueras a comprarla?
Lo primero que notarás en cuanto te abran la puerta será el olor y la luz. Si alguno de estos dos falla, apuesto a que la visita durará poco.
El propietario (o su agente) te recibirá y empezará a guiarte en una ruta por la casa y te fijarás en si podéis moveros cómodamente por ella, si tenéis que evitar obstáculos (como mesitas, cajas, taburetes, muebles auxiliares…). Puede que la casa sea grande, pero a ti no te lo parece porque vais chocando continuamente. La sensación de incomodidad, sumada a algún olor poco agradable o a la falta de luz, te pedirá salir de allí cuanto antes.
Por educación, seguirás la visita en vez de irte y mirarás pintura y techos. Más vale que no haya ninguna grietita, ni aunque sea leve (mejor ni hablar de humedades), porque tu calculadora mental de descuentos empezará a funcionar. Ni qué decir tiene que el gotelé irá fuera…
Te darás cuenta enseguida de esos desperfectos “insignificantes” que quienes viven en una casa hace tiempo que dejaron de ver: si falta alguna pieza del zócalo, algún interruptor roto o al que le falta el marco y pensarás que qué poco les habría costado cambiarlo antes de empezar a recibir visitas. ¿Cuánto puede valer una pieza de zócalo o un interruptor? Pueden ser desperfectos insignificantes pero a ti te puede costar mucho dinero…
Hasta aquí hemos invertido poco en reparaciones (poco de verdad).
Seguirás avanzando en la visita y mirarás el estado y la calidad de puertas y ventanas, de paso, te fijarás en las vistas. Si la carpintería exterior tiene muchos años, tu calculadora mental volverá a arrancar: la eficiencia energética no se negocia porque no nos gusta que el calor en invierno y las frigorías en verano se nos vayan por la ventana.
Cuando entres en la cocina mirarás el estado de limpieza, el tipo de muebles y su capacidad de almacenaje, el estado de grifos y fregadera. Verás, también, el estado de las baldosas del suelo y alicatado. Si no se ve muy blanco o muy limpio, el pensamiento inmediato será “tendré que cambiar la cocina”. Y, clic, volverás a sumar.
En el cuarto de baño mirarás que la bañera o ducha no tengan moho negro en las juntas. Volverás a fijarte en el alicatado y en el suelo y también verás los sanitarios: ¿son de color? Sigue sumando reforma. ¿Los grifos están mates por la cal? Piensas en tirar abajo el baño y rehacerlo, nuevo a estrenar.
Aunque te sorprenda, se pueden hacer grandes cosas y obtener grandes resultados con la imagen de puertas, cocinas y baños invirtiendo muy poco. Desde luego, menos de lo que el comprador calculará y querrá negociar en el precio.
Como el piso no lo quieres amueblado, no le habrás hecho mucho caso a la decoración pero quizás recuerdes la librería oscura, enorme y pesada del salón y los apliques sobresaliendo la pared lo justo para que tengas que agacharte al pasar…
Acabando la visita y ya en la puerta, propietario o agente te preguntarán que cómo lo has visto y lo más delicado que llegarás a decir será algo parecido a “lo tengo que pensar” o “no es exactamente lo que estoy buscando” o, si tienes más valor, “hay muchas reparaciones que hacer, tengo que hacer números”.
En ese momento, probablemente el propietario se sorprenda: “¿reparaciones en mi casa? ¡Si está perfecta! Cuatro cositas de nada, como mucho…”
Objetivamente, todas esas reparaciones tendrán un coste de -por poner- unos 15.000€ (si no hay que entrar en instalaciones y contando con hacer un arreglo importante en cocina y baño -que no siempre será necesario-), pero tú pedirías un descuento de 40.000€ para no pillarte los dedos con la reforma, que todos sabemos cómo empiezan pero no cómo acaban…
Y una vez que has hecho el ejercicio de ponerte en “modo comprador”, te recomiendo que vayas a casa y hagas una inspección en tu propia casa, de la misma manera.
Revisa y repara todo lo que sea necesario. Si no te ves capaz de mirar tu casa con ojos de comprador, habla con un home stager: ese es precisamente nuestro trabajo, ser los ojos del comprador y decirte todo lo que le está restando valor y atractivo a tu casa. Mejor que te lo digamos los home stagers que la visita que nunca se convertirá en comprador.
Y solo entonces, busca a tu agente inmobiliario o publica tu casa en los portales.


El home staging es rentable.
Anna Lavado
Home Stager
Y si quieres ver todos los artículos de Home Staging de Anna Lavado publicados hasta la fecha, puedes acceder haciendo clic en la imagen: